Simone Biles ha cambiado la historia de la gimnasia no solo con medallas, sino también con innovación. Ha realizado múltiples movimientos que hoy llevan su nombre. Uno de los más icónicos es el “Biles II”, un salto de potro tan difícil que ninguna otra gimnasta ha intentado en competencias oficiales.
Se trata de un Yurchenko con doble mortal hacia atrás en plancha, un elemento extremadamente técnico y peligroso que exige una potencia y control únicos. Su ejecución perfecta llevó a que fuera oficialmente reconocido como un nuevo movimiento con su apellido, elevando aún más su legado como pionera del deporte.